La Catedral en el anochecer del día 11 de marzo del año 2007
Imagen: iglesia catedral (concatedral) de Santo
Domingo de la Calzada, con la imagen del Santo en una hornacina de su portada
sur (fotografía realizada poco después del mediodía del 11 de enero del 2007).
Fortísimos truenos y bien templados relámpagos sacudían
la ciudad en aquella tarde de desapacible aspecto. Los destellos nacarados, como si de potentes flashes se
tratara, daban una pátina de inquietud a recias fachadas incursas en un paisaje
de épicas connotaciones; un paisaje que oscilaba entre el sobrio páramo y el
infinito cielo; un paisaje que se encendía y apagaba con cada destello, con
cada ráfaga, con cada fulgor; un paisaje en el que los desnudos álamos
extendían sus nervudos brazos intentando abrazarse unos con otros para mitigar
la total ausencia de abrigo… El viento rugía con fuerza y las nubes, en alocada
carrera, chocaban entre sí silueteando extrañas formas de indefinibles
presentimientos.
En
el Hostal de San Marcos, justo a los pies de su fachada, una serie de
medallones en bronce hacen referencia a diferentes aspectos del Camino. Por
supuesto, no podía faltar el famoso milagro del gallo y la gallina (también
llamado “milagro del ahorcado”).
LEÓN
05.02.07
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No había nadie en las
calles; tan sólo algunos perros deambulaban con un evidente grado de
desorientación en busca de algún lugar resguardado que pudiera protegerlos de
la tempestad.
En una de las casas de aquella población se veía una luz
amarillenta que justo en este momento de nuestro relato mitigó su claridad por
haberse aproximado una silueta que quiso ver más allá de las penumbras
reinantes en el exterior… En otro ventanal, de una casa que tuvo que ser de
afamada familia, por lucir en su exterior un marchito escudo de armas, se podía
apreciar el tembloroso claroscuro de una chimenea encendida que dilataba y
encogía a su capricho las sombras proyectadas… Mientras, en fin, en la casa denominada
“del Santo”, tras sus gruesos muros y por cima de un zaguán de imponente
factura, tres peregrinos charlaban con el hospitalero del único albergue que se
encuentra abierto en invierno en la población de Santo Domingo de la Calzada;
en la población que fuera pequeño burgo ya desde los lejanos tiempos del siglo
XI y a la que diera mayor impulso el rey Alfonso VI de Castilla; de la
población que se vanagloria de ser el deseo hecho realidad de su auténtico
fundador: Domingo García, el que luego fuera nombrado patrón de los ingenieros
civiles… Pero aproximémonos a esa ventana última e intentemos escuchar (si es
que los truenos nos lo permiten) qué dicen los tres peregrinos y el
hospitalero…
De
la capilla de las Ánimas sale una procesión en Semana Santa que reviste un
detalle peculiar: está formada por niñas en su inmensa mayoría. Pero, claro
está, más de uno de los que lean estas breves reseñas dirá que la Semana
Santa no cae dentro del invierno sino que, antes al contrario, se lleva a
cabo en la primavera. Sí, es cierto; pero no es menos cierto que cada mucho
tiempo la Semana Santa sí cae en parte dentro de la estación invernal tal y
como ocurrió en el año 2008.
Es
de notar que esta circunstancia no volverá a repetirse en el presente siglo
por lo que podemos asegurar que fuimos muy afortunados al poder recoger el
testimonio jacobeo de tal celebración invernal fuera de lo normal.
Precisamente,
estos hechos tan extraordinarios -bien de esta naturaleza o de otra- suelen
ser los que otrora generaron con el tiempo leyendas de todo tipo.
SANTIAGO
DE COMPOSTELA 16.03.08
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--Sí,
es cierto cuanto les comento –afirmaba en ese momento el
hospitalero. Ésta que les
voy a contar es una historia o leyenda, qué vayan ustedes a saber, que se
repite en muchos lugares del Camino pues no en balde ya aparece referida en
múltiples representaciones iconográfícas de principios del XI; aunque debo
advertirles que el gallo y la gallina no son animales que hayan sido escogidos
“por azar” en este milagro… No, ni mucho menos… Tengan ustedes en cuenta que el
gallo –y por extensión, la gallina- tiene connotaciones mágicas y aspectos
místico-religiosos que lo acercan a la divinidad.
Los peregrinos se miraron un momento unos a otros como dudando
de la veracidad de tal aserto que, incluso, parecía “irreverente”.
--Sí,
es totalmente cierto lo que les digo… Escuchen ustedes: en la religión
católica, sin ir más lejos, los evangelistas recogen un vaticinio del propio
Cristo cuando relatan que Jesús augura que Pedro le negará tres veces antes del
canto del gallo… E incluso, si nos remontamos en el tiempo, podremos comprobar
cómo el gallo aparece en muchas ocasiones ligado a aspectos… digamos místicos.
Por ejemplo, en una crátera ática que se conserva en el Louvre, Ganímedes (“el
más bello de los mortales”) huye de Zeus sujetando a un gallo que canta y que,
al parecer, era un regalo que el mismísimo dios Zeus le había otorgado… Pero
bueno, omito los detalles escabrosos de esta historia.
...También,
el animal consagrado a la diosa Atenea era un gallo; o el hecho de que
Asclepios –dios griego de la medicina- recibiera como ofrenda también un gallo…
E, incluso, los romanos concedían tal importancia a este animal que entraba en
una de las cuatro partes en las que dividían la noche: así la tarde – que era
de seis a nueve-, la medianoche –de nueve a doce-, el “gallicinium” o canto del
gallo –de doce a tres de la madrugada- y la madrugada propiamente dicha que
abarcaba desde las tres hasta las seis… Incluso, volviendo a la cultura
cristiana, el gallo se ha sacralizado hasta el extremo de que la misa que une
la Nochebuena con la Navidad se llama “la Misa del Gallo”… ¡Ah, que se me
olvidaba!... Muchos son los ritos introducidos en el Caribe (proveniente de
culturas africanas) en donde el gallo tiene igualmente una importancia
fundamental a la hora de ofrecer sacrificios para ahuyentar a los malos
espíritus o hacer maldad a alguien para lo cual toman algo personal y lo
mezclan con la sangre de un gallo negro…
En
definitiva, en alguna parte creo recordar que leí que el gallo (y por
extensión, la gallina) es considerado como “centinela del aura matutina” ya que
con su canto se abandona el desasosiego de la noche para comenzar un nuevo día…
La Ciudad de la
Cultura –en Santiago de Compostela- es una obra “megafaraónica” que es
visible desde muchos puntos de la capital gallega. En marzo del 2011, una
exposición nos permitió ver un facsímil del ya tantas veces citado en esta
obra “Codex Calixtinus”. Esta fotografía está realizada antes de que fuera
hurtado de la Catedral en un nefasto día que afortunadamente tuvo un feliz
final al ser encontrado posteriormente en el desenlace de una rocambolesca
historia cuyos matices y detalles están muy lejos de ser claros.
SANTIAGO DE
COMPOSTELA 13.03.11
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Se hizo una pequeña pausa por parte del hospitalero en la cual
uno de los peregrinos aprovechó para hacerse un rápido té mientras otro de
ellos subía al dormitorio para coger una pastilla de su mochila y el otro
peregrino se asomaba a la puerta del albergue para comprobar cómo el aguanieve
casi empezaba a cuajar y ello mientras era observado por la atenta y severa
mirada de un Santo Domingo (pintado en enorme lienzo) que, con una gallina a
sus pies, “no le quitaba ojo”.
Al poco se reunían otra vez y el hospitalero continuaba con su
interesante exposición…
--Pues
bien, hecha esta pequeña introducción, les comento que según unos, fue en los
inicios del siglo XV cuando ocurrió la historia que les voy a contar; aunque
otros afirman que el milagro en cuestión sucedió en el XII, pues no debemos
olvidar que ya se referencia en el propio Codex Calixtinus… Bueno, sea como fuere, la verdad es que la
leyenda es la siguiente, aunque también he de advertirles que existen varias
versiones aunque todas coinciden en lo fundamental. Veamos una de ellas: En
Francia había un matrimonio que ya estaba casi en edad de no poder tener más
hijos. Ellos lo deseaban con gran ilusión pero no había podido ser. Por eso,
acudieron a rezar a una iglesia que había cerca de donde vivían e imploraron a
la Virgen y al Señor para que les concediera un pequeñín que alegrara sus
vidas. Una noche, en lo más profundo del sueño, la Virgen se apareció a los
esposos y les dijo que Dios les concedería un hijo pero con la condición de que
cuando fuera mayor lo llevaran en peregrinación al sepulcro del apóstol
Santiago, allá en el fin de las tierras conocidas. Los esposos se pusieron muy
contentos y, efectivamente, tuvieron un descendiente que fue creciendo en
inteligencia, apostura y buen carácter… Y llegó el día en el que tuvieron que
decidirse a cumplir con la promesa que habían hecho a la Virgen… En efecto,
iniciaron desde su ciudad francesa una longuísima marcha hacia unas tierras
poco menos que desconocidas para ellos y con el agravante de que debían caminar
hasta el fin del mundo… ¡Había que tener coraje!...
Subir a las
cubiertas de la Catedral es algo que nadie debería perderse. La perspectiva
desde las alturas de la Catedral es espléndida pues podemos observar
numerosos detalles que son imposibles de ver desde la base del templo. Las
visitas son guiadas y normalmente se pueden visitar tanto por la mañana como
por la tarde.
SANTIAGO DE
COMPOSTELA 10.03.07
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Sonó en ese momento el móvil de uno de los peregrinos por lo que
el hospitalero guardó un respetuoso silencio mientras otro de los jacobitas se
levantaba y se hacía en esta ocasión un sabroso y aromático café. Pasaron unos
minutos y cuando todo “estuvo en orden” retomaron la historia o leyenda pues
cada cual puede creer lo que mejor considere…
--Decía que
iniciaron la peregrinación pasando por una y otra ciudad hasta que llegaron a
la que se llamaba (y se llama) Santo Domingo de la Calzada… Y se
preguntarán ustedes que cuál fue la
causa o el motivo que propiciara la leyenda… Pues escuchen: Ese día, el
matrimonio habían recorrido más de tres leguas y media habiendo pasado por
Nájera, Azofra y Cirueña antes de llegar a la ciudad o burgo en el que ustedes
y yo nos encontramos ahora: Santo Domingo de la Calzada… Como estaban cansados,
decidieron hacer noche en una posada que por aquí había… Cenaron, hablaron
sobre diferentes aspectos del camino recorrido en esa jornada, sobre aquéllos a
los que habían encontrado y muchas otras cosas de interés para cualquier
peregrino que se precie. Mientras, en el ritmo de la conversación, una mirada
se fijaba de manera insistente en el púber… Era la mirada de la hija del
posadero que había quedado prendada por la gallardía, donaire y belleza del
hijo de aquellos dos ancianos. En uno de los momentos en los cuales éste se
levantó y se acercó al dueño de la posada para pedir un vaso de buen vino, la
hija del posadero se acercó sin recato y comenzó a lanzar insinuaciones de
encendido amor hacia tan bizarro mozo. Él, que no estaba interesado en ella,
contestó amablemente a lo que la muchacha le decía pero rehusó de forma
categórica (aunque con exquisita educación) la proposición de acudir a su
aposento cuando sus padres yacieran profundamente dormidos. Ella insistió a
pesar de estar siendo observada de lejos por su padre pero era tal el repentino
enamoramiento que la sobrevino que no reparaba en tales nimios detalles. Él
volvió a “rechazar” su oferta y llegó hasta donde estaba el posadero. Una vez
que consiguió el vaso de vino, regresó a su mesa y continuó hablando con sus padres
sin hacer mención del incidente con la muchacha.
Los peregrinos
suelen dejar en ocasiones auténticas obras de arte para otros que contemplen,
atónitos, tantas y tantas manifestaciones sencillas y sinceras. Cuando no los
grafitos, los dibujos, o las confesiones por escrito en los libros de los
albergues, o los pétreos pináculos construidos en cualquier lugar pedregoso;
o las humildes cruces engarzadas en alambreras que ponen una nota piadosa al
pasar o palabras de ánimo... Siempre la fraternidad y el deseo de
comunicación con los demás.
En este caso
concreto, podemos ver un simpático dibujo en donde, si nos fijamos bien,
observaremos algún objeto moderno en medio del ambiente medieval. Esta valla
pintada está concretamente en el albergue de San Bol... ¡Perdón!, queremos
decir que ESTABA porque alguien ha pintado todo de color ocre y esta
fotografía ya constituye un objeto de recuerdo (¡lástima!).
HORNILLOS DEL CAMINO
– HONTANAS 19.01.06
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--¿Y
qué pasó después de eso? –preguntó Gustav (uno de los peregrinos que, entonces lo
supimos, era sueco).
--Pues pasó que todos fueron a dormir a sus
aposentos. Se hizo el silencio, las luces se apagaron y la calma se hizo dueña
del lugar… Al poco tiempo, una mano fina, delgada, con largas uñas, empujó
suavemente la puerta de la estancia en el cual dormía nuestro joven
protagonista. La puerta cedió sin oponer resistencia. Nadie oyó nada. Las
pisadas de la muchacha, pues de la hija del posadero hablamos, eran livianas,
etéreas, casi inexistentes… Se acercó al joven y comprobó que estaba profundamente
dormido… Se acercó a la bolsa que siempre llevaba consigo y sacando una valiosa
bandeja de plata que su padre apreciaba grandemente, lo introdujo con gran
sigilo en el zurrón o alforja que siempre llevaba. Su mirada mostraba todo el
despecho que sentía por el rechazo del joven… Por un momento tuvo que
esconderse porque el joven peregrino se giró mientras suspiraba y la hija del
posadero tuvo temor de ser descubierta aunque lo que más la preocupaba era que
el zurrón había quedado medio abierto y si despertara se descubriría su vil
juego con lo que ello podría suponer de castigo por parte de la justicia… Pero
no, el joven y apuesto galo dormía otra vez con profundo y sosegado sueño.
Entonces salió de su escondite, ocultó bien la bandeja de plata, cerró adecuadamente
el zurrón para que no se notara su maniobra y, con el mismo sigilo que entró,
salió.
Aldabas, llamadores,
picaportes… Todos ellos configuran un magnífico universo de fantasía y
destreza artesanal. Es cierto que las primeras aldabas en la Edad Media
fueron martillos colgados de la parte superior de las puertas pero en seguida
fueron derivando hacia la forma de una argolla con la cual poder golpear
encima de la cabeza de un ancho clavo. Esta forma servía también como
tirador. Así, son recurrentes las cabezas de león, de grifos o de quimeras.
BURGOS
17.01.12
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A lo lejos se oyeron las campanadas de un reloj que anunciaba
las seis de la tarde. Ya caía la luz y las sombras comenzaban a desperezarse y
a hacer planes para salir a las calles y pasear por ellas. Ya los pájaros se
iban resguardando en donde podían pues es bien sabido que los árboles no
ofrecen mucho cobijo en esta época del año. Ya, en fin, las farolas comenzaron
a emitir su amarillenta luz para que las sombras no se lo tomaran muy en serio
y no se adueñaran de todo lo que vieran… ¿O no vieran?... Así que nuestro
narrador, antes de que se hiciera un poco más tarde y “sus peregrinos” de ese
día se fueran a cenar, aceleró un poco la historia porque no quería ser
demasiado pesado; aunque, a fuer de sinceros, los cuatro “escuchantes” no
aparentaban tener ningún síntoma de aburrimiento. Así que, de esta guisa,
continuó hablando…
--Al día siguiente, muy temprano, los padres y el
apuesto joven se levantaron para proseguir su viaje y cumplir con la promesa
que hicieran a la Virgen diecinueve años atrás. Pero, cuando estaban a una
legua de la posada, vieron cómo llegaban corriendo el posadero, la hija, dos
alguaciles y un Justicia. ¡Alto! ¡Alto en nombre de la ley! Gritaba el
gordinflón que iba delante resoplando de manera más que exagerada. ¡Deténganse!
Los peregrinos no pensaron en ningún momento que se dirigieran a ellos pues
nada habían hecho, pero al llegar a su altura los alguaciles, éstos los
hicieron detenerse y fueron interrogados sobre el paradero de una bandeja de
plata que había desaparecido de la posada. Todos negaron tenerlo e, incluso, el
padre llegó a decir que si ellos lo tuvieran que fueran presos. Los alguaciles
empezaron a registrar a cada uno y cuando estaban investigando en el zurrón del
mozo, vinieron en dar con la dichosa bandeja. Ni que decir tiene que los padres
y el propio hijo, peregrinos ante todo, se quedaron mudos por la sorpresa.
Entonces fue cuando el Justicia los llevó de retorno a Santo Domingo de la
Calzada para someterlos a la ley. Se instruyó el proceso y fueron juzgados de
tal manera que se condenó al inocente joven a la horca. Los padres lloraban
desconsoladamente y, no pudiendo presenciar la ejecución, marcharon hacia
Santiago de Compostela sin reparar en nada que no fuera su dolor, tanto era su
aturdimiento. Cuando ya habían recorrido más de siete leguas, cayeron en la
cuenta de que deberían haberse quedado para dar cristiana sepultura a su hijo
por lo que volvieron sobre sus pasos con tal fin…
El bosque de Montes
de Oca es aprovechado para su explotación maderera de una forma renovable.
Los troncos apilados suelen hacer acto de presencia en algunas zonas de dicho
bosque. Debemos recordar que este bosque es uno de los lugares más
interesantes del Camino pues son varias horas caminando en solitario en medio
de un bosque cerrado en el cual se llegó a perder el clérigo boloñés que hizo
el Camino en tres ocasiones, llamado Doménico Laffi.
Es muy
raro encontrar peregrinos en el invierno en esta zona pues,
desafortunadamente, los hay que prefieren seguir el trazado de la carretera
que sube hasta el puerto de la Pedraja.
VILLAFRANCA MONTES
DE OCA – AGÉS 19.03.09
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Uno de los presentes dijo: “¡Miren, miren cómo nieva!” Efectivamente, el aguanieve que
había comenzado a caer hacía una hora aproximadamente, ya se estaba
convirtiendo en blancos copos que jugueteaban entre sí. Todos miraron e
hicieron comentarios de que esperaban que no nevara demasiado… “Sólo para hacer unas fotos”, dijo
uno de ellos. Y nuestro paciente y amable hospitalero –voluntario- siguió
contando a “sus peregrinos” la verdadera y nunca bien ponderada historia de la
gallina que cantó después de asada”…
--El día era tan desapacible como el de hoy pues
la propia naturaleza se hacía eco del dolor que presenciaba. Después de varias
horas (muchas horas), los compungidos y conturbados padres llegaron al lugar
del ajusticiamiento viendo desde lejos cómo una especie de sombra estaba a cada
lado del cuerpo inmóvil de su hijo. Apresuraron el paso con las lágrimas
cayendo abundantemente por sus rostros y en llegando y abrazando en medio de
sollozos a su muy amado y único vástago, cayeron en la cuenta de que su cuerpo
no estaba frío y rígido como sería de esperar. Extrañados por tan singular
circunstancia oyeron unas palabras que no acertaron a entender en medio de su
tristeza. Otearon a un lado, al otro… pero no veían a nadie. Se volvió a oír la
voz aunque en esta ocasión parecía provenir de las alturas, de los mismísimos
cielos. Fue entonces cuando observaron detenidamente a su hijo y entendieron
que era él el que les hablaba pues a pesar de haber transcurrido varios días
desde su ajusticiamiento, no había muerto. Los padres estaban locos de alegría.
El hijo les confesó que el apóstol Santiago con la ayuda de Santo Domingo,
aunque invisibles, le estaban sujetando en la espera de que volvieran sus
progenitores. El Apóstol y Santo Domingo, aunque sabían que no eran vistos,
pereció que asentían con la cabeza mientras sus brazos sujetaba fuertemente al
joven para que la soga no llevara a cabo su siniestra misión… Entonces, en
medio de gritos de alegría y repitiendo ¡milagro!, ¡milagro!, salieron
corriendo en busca del Justicia para contarle lo que acababan de presenciar…
Siendo así que es de notar que los padres, en su aturdimiento, en lugar de
descolgar a su hijo en ese mismo momento para que no sufriera más y pudieran
descansar quienes tan bondadosamente lo ayudaban, debieron de confiar en que
Santiago y Santo Domingo seguirían sujetando al inculpado tan injustamente
aunque esto supusiera una evidente descortesía pues el Apóstol y Santo Domingo
(que ya llevaban mucho rato sujetando a Jacques –pues ése y no otro fue el nombre
que le pusieron-) tuvieron que seguir, resignados, sosteniéndolo…
…Y
llegaron a la residencia del Justicia…
Estemos en donde
estemos, la señalización siempre será lo suficientemente abundante como para
descartar la posibilidad de sufrir una pérdida. Salvo que vayamos muy
despistados, es casi imposible que nos perdamos…
No obstante, a
cualquiera le puede ocurrir lo que le sucedió al autor en su primer Camino
invernal…
Sucedió en Francia,
en sus primeras etapas, tras dejar atrás “la ciudad de los tres ríos”:
Mont-de-Marsan. Y ocurrió que por no ver una “flechita”, se metió en un
camino de cazadores que subía a un monte que era meta y fin para los
apasionados cinegéticos. Total, unas tres horas largas de camino equivocado.
Ello le produjo un principio de tendinitis tremendamente molesto, hasta tal
punto que en Pamplona tuvo que asistir a unos masajes que, afortunadamente,
lo aliviaron y le hicieron algo más soportable el caminar cada día.
VILLAFRANCA MONTES
DE OCA – AGÉS 10.01.09
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--¿Qué pasó entonces? -preguntó el peregrino
más mayor de los tres al notar un pequeño silencio en el narrador…
--Pues pasó que el hombre que les abrió la puerta
dijo que su señor no podría recibirlos en esos momentos pues se encontraba
dando buena cuenta de su abundante pitanza. Los padres insistieron una y otra
vez hasta que el Justicia, seguramente por quitárselos de encima, accedió a que
pasaran. Así lo hicieron y cuando llegaron ante su presencia, notaron que
estaba para comer una suculenta gallina y un no menos apetitoso gallo que para
él habían asado poco tiempo atrás. Le dijeron, de forma entrecortada y casi inconexa,
que su hijo no había muerto y que todavía colgaba de la horca y que estaba tan
vivo “como su excelencia” (llegaron a comentar)… El Justicia los miró de arriba
abajo, guardó un prolongado silencio, volvió a mirar a los que tan extraña
historia le estaban relatando y dijo: “Miren ustedes… Su hijo está tan muerto
como esta gallina y este gallo tan apetitosos que me estoy empezando a comer…
Yo entiendo que estén consternados, dolidos y muy tristes por lo que pasó con
su hijo pero consideren que lo que han creído ver es una alucinación propia de
su estado… Además (puntualizó juntando las cejas y poniendo cara de “pocos
amigos”), además, procuren no molestarme mucho con este tema no sea que los
denuncie por cómplices del robo que hizo su hijo”… Los padres, a pesar de la
evidente advertencia, siguieron insistiendo y alzando la voz cada vez más en su
ansia de hacer ver la verdad al Justicia. Éste hizo un ademán y dos alguaciles
que estaban por allí se acercaron con cara de “menos amigos” dispuestos a sacar
al matrimonio aunque fuera utilizando la fuerza. Mas, ya estaban a punto de
cogerlos por el brazo cuando al ir a pinchar el Justicia con su tenedor un
sabroso trozo de la gallina y el gallo que tenía ante sí, ésta comenzó a
moverse de tal manera que saltó del plato, se puso con el pico las plumas que
pudo encontrar por allí y echó a volar en menos tiempo que tardo en contarlo en
tanto que el gallo hacía lo propio... Mientras, milagrosamente, la gallina
decía con voz alta y clara: “Prodigioso es, el Señor en sus Santos”. Por
supuesto, el Justicia se quedó petrificado por unos momentos hasta que
comprendió que había sido testigo de un auténtico milagro que probaba sin lugar
a dudas la inocencia del pobre Jacques. Todos acudieron presurosos al lugar del
ahorcamiento y pudieron comprobar cómo el hijo seguía colgado pero sin que el
lazo le apretara la garganta. A su lado e invisibles para los demás, Santiago y
Santo Domingo seguían esperando pacientemente que descolgaran al joven francés
para poder descansar de tan larga ayuda… El alguacil fue el encargado de traer
una escalera y el Justicia ordenó que alguien subiera para descolgarlo pues
había quedado probada su inocencia. Todos estaban temerosos y nadie se atrevía
a subir ya que hechos como éste no se dan todos los días y tenían temor a lo
desconocido. Al cabo, fue otro alguacil (mandado llamar para la ocasión) el que
bajó al galo y lo entregó a los padres con gran alegría y alborozo de todos.
Los yermos campos
cobran un especial protagonismo en el invierno. Su desnudez sobrecoge y nos
lleva un hálito de profunda reflexión. Estamos entrando en Tierra de Campos;
en una tierra que constituya una inmensa planicie…Es la parte más pura y
ascética de Castilla…
HONTANAS – ÍTERO DE
LA VEGA 21.02.11
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--Bueno,
ya se supo que no había sido mi compatriota -dijo uno de los
peregrinos que se identificaba como francés con este comentario- pero la historia o la leyenda
¿no dice nada de qué paso con la hija del posadero?
--Bien,
sí, es verdad lo que usted dice… La leyenda o la historia comentan que en
cuanto bajaron al inocente se dirigieron inmediatamente a la posada para hablar
con el posadero y con su hija. Puesto que no había sido Jacques, tenía que
haber sido alguien de la propia posada quien pusiera en su zurrón la valiosa
pieza… Y preguntaron o, por mejor decir, interrogaron al posadero, a la mujer
del posadero y a la hija del posadero. Todos negaban. Todos aseguraban no saber
nada que no fuera lo que ya habían dicho cuando presentaron la denuncia… Y así
y así… Pasaron varias horas y ni el Justicia ni los alguaciles se cansaban de
hacer preguntas hasta que, no pudiendo soportar más la presión, la despechada y
perversa hija confesó su vil acción y los motivos que la habían impulsado a
hacerlo. Inmediatamente fue apresada y condenada a morir en la horca… Pero los
padres de Jacques, no queriendo ensombrecer la alegría que les desbordaba por
la milagrosa salvación de su hijo, suplicaron al Tribunal que fuera clemente
con la muchacha. El Tribunal, en atención a las extraordinarias circunstancias
que se habían dado, ordenó que le fuera cortado el pelo a la pérfida hija y que
se le pusiera el hábito de monja para que permaneciera toda su vida haciendo
penitencia y procurara conseguir el perdón del Altísimo por tan execrable acción…
Por último, partieron todos hacia Santiago de Compostela para cumplir con la
peregrinación y fue allí mismo, en la ciudad de Santiago, en donde Jacques se
hizo presbítero y vivió santamente glorificando a Dios durante toda su vida.
Dice You Tube en
la presentación de este vídeo…
Una de las más famosas
leyendas que jalonan el Camino de Santiago. En Santo Domingo de la Calzada,
donde “¡Cantó la gallina después de asada!”. La animación se puede ver en el
Centro de Interpretación del Camino de Santiago, Santo Domingo, La Rioja.
Interesante y
simpático vídeo que nos muestra con gran originalidad el mencionado milagro;
llamado también “el milagro del ahorcado”.
--¿Y no le parece a usted un castigo demasiado
severo la pena de muerte por un simple robo… aunque fuera de una valiosa pieza?
Yo creo que “se pasaban un poco” –comentó el otro
peregrino que resultó ser de la muy noble y leal ciudad de Palencia, en plena
meseta castellana, población tan desconocida como hermosa.
--Pues mire usted
–respondió el hospitalero- todo
tiene su “por qué” y en este caso digamos que está justificada (al menos, así
se pensaba en la época) tal desproporción por el hecho demostrado de que los
robos eran demasiado frecuentes y se quería poner término a ellos. Tenga usted
presente que en los llamados Montes de Oca, los ladrones hacían estragos entre
los peregrinos y, como parece lógico pensar, se quería dar un buen escarmiento
que quitara las ganas de coger lo ajeno. Por eso, este castigo por robo y su
correspondiente milagro se difundió ampliamente en diferentes lugares,
apareciendo en Toulouse, creo recordar, en la llamada historia del “Pendu
dependu”; apareciendo también en Aquisgrán, en Alemania o, sin ir tan lejos,
también este tipo de milagro está relatado en “Los milagros de Nuestra Señora”
de Gonzalo de Berceo…
Y así siguieron departiendo animadamente mientras los
peregrinos se preparaban para salir a cenar en medio de una preciosa nevada que
seguía cayendo…
(imagen provisional)
Imagen: fotografía hecha en nuestra
segunda peregrinación, en pleno invierno…
Catedral gótica de Burgos, al atardecer
del día 18 de enero del 2007.
La verdad sea dicha (aunque alguno se escandalice y se
lleve las manos a la cabeza) el autor, cuando comenzó sus peregrinaciones allá
por los ya casi lejanos años del dos mil cinco, no reparó en ello. En aquellos días en los cuales la luz comenzaba
tímidamente a declinar, en aquellos días de caminar a finales de un caluroso
verano y principios de un templado otoño, no reparó en ello. Luego, en sus
otras tres peregrinaciones, todas ellas invernales, tampoco reparó en ello… En
ello… ¿En qué?... Pues repetimos lo dicho: que aunque alguien pueda llevarse
las manos a la cabeza y decir: ¿Cómo es posible?, la verdad es que nunca, en
ningún momento siquiera reparó en el llamado “Papamoscas” que se encuentra en
esa maravilla -declarada Patrimonio de la Humanidad por la Unesco- que es la
catedral de Burgos.
Al lado de la
catedral, haciendo esquina en la misma plaza, existe un comercio de recuerdos
y artículos diversos en cuyo escaparate pueden verse normalmente diferentes
trabajos con la recurrente figura de la Catedral. Por supuesto, tampoco podía
faltar la figura del Cid.
BURGOS
17.01.12
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…Más de uno se
sorprenderá y hasta es posible que se escandalice por tan “imperdonable” falta
de atención; más de uno se dirá… ¡Pero bueno, va a Burgos y no ve el Papamoscas!
Entonces, ¿para qué va a Burgos? ¡Estos peregriiinoooos!
Efectivamente,
el autor puede decir con vergüenza o con orgullo –según se mire- que la
magnificencia de la catedral le tuvo siempre tan absorto que nunca reparó en
esos extraños, misteriosos, grotescos y hasta enigmáticos muñecos llamados
Papamoscas y Martinillo. Sus vidrieras, sus nervaduras, sus rosetones, su
iconografía, su ambiente de profunda espiritualidad lo enajenaban de tal manera
que nunca se fijó en el dichoso autómata… Porque para él, para el autor, la
catedral de Burgos es poesía pura que no puede ser distraída, desviada,
adulterada… Recordó al entrar la primera vez –de sus peregrinaciones- aquel
soneto de un poeta llamado Juan Ruiz Peña, dedicado a la catedral de Burgos,
que leyó –mejor dicho, que disfrutó- en la página “periodistadigital.com”…
¿Qué ángel labró tu esbelta arquitectura,
ojiva que de nubes se recama?
¡Oh, erguida catedral, aguda llama,
por ti vibra en la piedra la hermosura!
Aguja que el ocaso transfigura,
torre en que el sol su púrpura derrama,
y el cielo arrebolado aguza y ama,
azucena de piedra hacia la altura.
Si al abrirse tu cáliz me envolvieras,
cimbreante, columna yo sería,
o relámpago azul de tus vidrieras,
que al flotar en la atmósfera dorada
de tus bóvedas altas, cantaría
la asunción de la piedra eternizada.
...Porque
la catedral de Burgos es poesía, pura poesía hecha materia. Por eso, aunque a
más de uno pueda escandalizar, nunca reparó en el famosísimo Papamoscas y lo
que si recuerda perfectamente es “el relámpago azul de sus vidrieras”, su
“atmósfera dorada”, su “piedra eternizada”…
La ciudad de Burgos, que
–"increíblemente"- también fuera llamada “la ciudad del Papamoscas” es una
moderna capital –antigua cabeza de Castilla- de pujante economía y clima fresco
continental. Situada en plena meseta, a 856 metros de altitud, presenta
inviernos especialmente rigurosos, sobre todo en tiempos pasados cuando el
calentamiento del planeta no se notaba o no se había iniciado. Por eso, el
Papamoscas de la Catedral fue trasladado al interior ya que así se preservaba
de las fuertes heladas y otras inclemencias propias de esta hermosa zona.
BURGOS 17.01.12
No obstante, en la peregrinación que
emprenderá en el próximo invierno (2012-2013) procurará dejar un momento de
lado su emoción poética y espiritual para mirar el celebérrimo Papamoscas que,
al parecer, es gloria y orgullo de la ciudad.
En este sentido, queremos transcribir
una entrevista hecha en el año 2007 –creemos- a D. Francisco Gil Hellín,
Arzobispo de Burgos, y que aparece en la interesante página
“el-papamoscas.blogspot.com”:
¿Qué es el Papamoscas?
El Papamoscas es un grotesco personaje que se encuentra sobre la esfera de un reloj dentro de la Catedral, vestido de color rojo y con una partitura en la mano. Al dar las campanadas en punto y los cuartos, abre la boca y toca las campanas.
¿En que lugar exactamente se encuentra dentro de la Catedral?
En la nave central, entrando por la puerta de Santa María, se ve a primera vista.
¿Cuántos años lleva cuidándole?
Unos 40, que llevo mi cargo.
¿Los turistas lo conocen?
Si bueno, antes se le conocía más. La verdad, es que es algo curioso en una catedral, por eso acuden muchos turistas a verle. Todos se quedan mirando hacia arriba con la boca abierta, de ahí también el nombre. Tienen costumbre de ir sobre las doce, que es cuando más funciona el mecanismo.
¿Está muy alto?
Está a unos 15 m de altura aproximadamente.
¿Es mucho su peso?
Sí, pesa media tonelada y el Martinillo, su compañero, otra media.
Antes a Burgos se le llama algo relacionado con el reloj ¿no?
Sí, se cuenta que hubo un tiempo que para citar a la vieja Cabeza de Castilla, se decía la Ciudad del Papamoscas.
¿Por qué este peculiar nombre, Papamoscas?
Toma el nombre de un pajarillo, y siempre está con la boca abierta consiguiendo con su peculiar postura que las moscas entren en ella, constituyendo así su principal alimento.
¿Qué elementos son característicos del Papamoscas que no lo sean de cualquier otro reloj?
Es un muñeco feo, tiene cara diabólica, que se mueve agita los brazos y abre la boca, hay muy pocos que hagan eso.
¿Cuántas campanas toca?
Toca seis campanas siempre en punto. El Martinillo toca también en los cuartos.
Podría decirnos ¿el motivo de colocar está figura en la catedral?
Son muchos los que se preguntan porque pusieron tan extraña figura en la catedral, pero nadie sabe el motivo de colocar este reloj. Simplemente se piensa que es mera decoración, aunque hay leyendas que cuentan por qué lo pusieron.
El Papamoscas es un grotesco personaje que se encuentra sobre la esfera de un reloj dentro de la Catedral, vestido de color rojo y con una partitura en la mano. Al dar las campanadas en punto y los cuartos, abre la boca y toca las campanas.
¿En que lugar exactamente se encuentra dentro de la Catedral?
En la nave central, entrando por la puerta de Santa María, se ve a primera vista.
¿Cuántos años lleva cuidándole?
Unos 40, que llevo mi cargo.
¿Los turistas lo conocen?
Si bueno, antes se le conocía más. La verdad, es que es algo curioso en una catedral, por eso acuden muchos turistas a verle. Todos se quedan mirando hacia arriba con la boca abierta, de ahí también el nombre. Tienen costumbre de ir sobre las doce, que es cuando más funciona el mecanismo.
¿Está muy alto?
Está a unos 15 m de altura aproximadamente.
¿Es mucho su peso?
Sí, pesa media tonelada y el Martinillo, su compañero, otra media.
Antes a Burgos se le llama algo relacionado con el reloj ¿no?
Sí, se cuenta que hubo un tiempo que para citar a la vieja Cabeza de Castilla, se decía la Ciudad del Papamoscas.
¿Por qué este peculiar nombre, Papamoscas?
Toma el nombre de un pajarillo, y siempre está con la boca abierta consiguiendo con su peculiar postura que las moscas entren en ella, constituyendo así su principal alimento.
¿Qué elementos son característicos del Papamoscas que no lo sean de cualquier otro reloj?
Es un muñeco feo, tiene cara diabólica, que se mueve agita los brazos y abre la boca, hay muy pocos que hagan eso.
¿Cuántas campanas toca?
Toca seis campanas siempre en punto. El Martinillo toca también en los cuartos.
Podría decirnos ¿el motivo de colocar está figura en la catedral?
Son muchos los que se preguntan porque pusieron tan extraña figura en la catedral, pero nadie sabe el motivo de colocar este reloj. Simplemente se piensa que es mera decoración, aunque hay leyendas que cuentan por qué lo pusieron.
(imagen provisional)
El Papamoscas, por sorprendente que parezca, es para muchas
personas uno de los elementos más importantes de la catedral de Burgos. De
hecho, durante algún tiempo se llegó a llamar a la ciudad cabeza de Castilla,
la ciudad del Papamoscas (¿?). ¡Caramba!
La imagen corresponde a la funda de una baraja de naipes que
se cró con motivo de las fiestas de Burgos del año 2005 en cuyas cartas –se
cita como curiosidad- aparece lo siguiente: PALOS… a) Oros: escudo de la ciudad
en su versión noble y señorial // b) Copas: se simboliza la fecundidad y
esplendidez de los productos de la tierra // c) Espadas: pieza de guardarropía
utilizada profundamente en el folklore burgalés // d) Bastos: mazas de plata
utilizadas por los servidores municipales en las celebraciones de máximo rango
//
FIGURAS… a) Sotas; aparecen el gigantillo, el tetín y un
danzante // b) Caballos: figurantes del entorno tradicional y festivo // c)
Reyes: gigantones de Burgos // d) Oros: El rey Católico // e) Copas: piel roja
// f) Espadas: gigantón asiático // g) Bastos: tosco mozancón africano.
Curioso, sin duda.
¿Sabe alguna leyenda sobre el origen de este reloj?
Si, una historia de amor. Dicen que cuando el rey Enrique III contaba 17 años, se encontraba enfermo y los médicos le aconsejaron dar largos paseos. En uno de esos paseos, se encontró a una mujer de la que se enamoró perdidamente, pero no le dijo que él era el rey. En una fiesta que preparó el, se encontró con la mujer que al verle y darse cuenta de que era el rey dio un grito de dolor. El rey la buscó pero no la encontró por ninguna parte. Paso el tiempo, y el rey, al que le gustaba mucho la caza, se sintio acosado por unos 6 lobos (esto seguramente exagerado) y se fueron despavoridos cuando escucharon un grito que les hizo huir. Entonces se encontró a la mujer, la dijo que la amaba pero que el deber se lo impedía. Entonces, Enrique III mandó construir este reloj en honor a ella, queriendo que al abrir la boca profiriera un grito como el de la mujer pero no fue posible. Pero bueno nada más es una leyenda, el origen puede haber sido otro.
El papamoscas también está acompañado de El Maritimillo…
Sí, el Martinillo, es otro muñeco que se asoma por un balconcillo que está a la derecha del Papamoscas. Cuando marca los cuartos, agita los brazos y hace sonar las campanas.
Una vez lo encerraron y lo dejaron oculto porque hacia mucho ruido.
¿Estuvo siempre dentro de la catedral?
No, al principio estaba afuera, en una de las torres. Pero lo colocaron dentro por la lluvia, nieve y porque a veces los niños le tiraban piedras, cosas de chiquillos.
¿No se le ha homenajeado alguna vez?
Sí, el Papamoscas ha sido un gran protagonista de los medios. Es más, cuando llegaban personajes de altos cargos a la catedral, el reloj sonaba durante todo el tiempo que duraba la visita.
¿Se fundó una revista con este nombre?
Sí, tenía su nombre pero era una revista cultural que se fundó sobre los años treinta, y que ha tenido mucha repercusión social.
¿Podemos encontrar información sobre este personaje en algún sitio?
La información con la que contamos es muy escasa, son casi desconocidos sus orígenes, meras leyendas. Hay pocos informes porque en esa época no había medios para transcribirlos. Pero encontramos que muchos autores se fijaron en este personaje e hicieron libros de poesías y canciones sobre él. Seguro que ha oído hablar sobre la Jota del Papamoscas.
¿Cuántos años tiene ya este reloj?
Su época de construcción no se sabe con certeza porque hay muy pocos documentos que lo datan, pero se sabe con seguridad que es posterior a 1519. Ósea que mas o menos tiene cinco siglos.
¿Durará muchos más años?
Sí, todavía le queda para rato porque su mecanismo tiene una estructura muy sólida, incluso posee abundantes piedras de ágata, y la esfera está hecha de lava de volcán esmaltada, que resiste a las inclemencias del tiempo. Y además, ¡¡dicen que puede durar mil años!!
¿Se ha desconectado alguna vez este reloj?
Hay algún documento que dice que alguna vez se desconectó porque hacia mucho ruido, y porqué algún obispo lo encargó.
¿Alguna vez ha fallado?
Sí, hay documentos que dicen que un siglo después de su construcción se hicieron arreglos en el Papamoscas y en el Martinillo. Así que, en el siglo XVIII, renacían estos personajes volviendo su popularidad, después de un deplorable estado, ya que llamaron a un famoso relojero de la Catedral de Salamanca.
¿Recibe muchos cuidados?
Sí, le cuidamos con mimo, además de porque es un objeto valioso y antiguo en la catedral, porque es curioso y no tiene nada que ver con algo religioso o espiritual.
Aunque como está tan alto nos cuesta mucho limpiarle la maquinaria, es un trabajo duro pero merece la pena.
¿Y no ha tenido ningún problema al no ser un objeto religioso?
Sí, alguna vez, algún obispo mando quitarlo porque le parecía indecoroso colocarlo en un lugar sagrado, ya que decía que parecía diabólico, pero volvió a su lugar enseguida.
Pequeño vídeo en torno a la figura del renombrado -y
ensalzado por todos- "Papamoscas"
…Bueno, pues ya sabe el autor qué es el
Papamoscas y cuál su leyenda. Promete solemnemente fijarse en él la próxima vez
que visite la Catedral… que, según sus cálculos, será –si no existen
impedimentos de cualquier índole- el día 24 de febrero próximo (de 2013),
dentro de su cuarto Camino invernal. Por supuesto, la impresión que le cause y
otros comentarios relativos serán reseñados a continuación de estas líneas para
mayor enriquecimiento de este blog y para satisfacer la curiosidad de sus
lectores… ¡Hasta entonces, peregrinos pasados, presentes y futuros!
(imagen provisional)
Hórreo-vivienda existente en O Cebreiro. La leyenda
sitúa en este lugar el famoso milagro del Santo Grial que, precisamente,
ocurrió en una tarde de niebla (como en la presente fotografía, tomada el día
27 de febrero del año 2007), con una gran ventisca y temperaturas por debajo de
cero grados. Es de destacar que en toda leyenda se configuran dos mundos
paralelos pues, qué duda cabe, el mundo real, el que vemos, el que palpamos, se
desdobla en otro imaginario -pero no por ello menos cierto- que corre al
unísono de los avatares históricos. Así, historia y leyenda son dos páginas de
un mismo libro.
Mes de febrero del
año 2006 –día 21-… Son las tres de la tarde… Un solitario peregrino de mediana
edad avanza penosamente una vez dejada atrás la aldea de La Faba. El cielo está
semicubierto y el frío es perfectamente soportable en tanto que el viento se
mueve con dificultad intentando trepar por tan importantes alturas… La nieve lo
cubre por encima de las rodillas y con frecuencia se hunde hasta la cadera. Su
respiración es entrecortada y el corazón le late más deprisa de lo normal. El
vaho escapa de su boca como si de una chimenea se tratara y unos pequeños
carámbanos de hielo se empiezan a formar en su espesa barba.
Ya fue advertido,
antes de tomar la desviación hacia estas numinosas alturas, de que no subiera
por allí bajo ninguna circunstancia… Ya le habían dicho que la nevada caída el
día anterior era la más importante de los últimos veinticinco años… Ya le
habían asegurado que sería muy peligroso adentrarse en aquellas circunstancias
pues podría sobrevenir un cambio repentino del tiempo y que le atrapara una
fuerte ventisca o, lo que sería peor, una nevada tan importante como la caída…
Ya le habían casi gritado que no fuera loco y que continuara por la carretera
hasta Piedrafita y luego, también por asfalto, llegara a la pequeña aldea
del Cebreiro… Ya le habían casi exigido que no siguiera, que fuera por la
carretera que no se comportara de manera inconsciente… Pero él se limitó a
decir que así sería, que iba a descansar un poco y que luego haría caso de su
advertencia.
Se había sentado
para esperar pacientemente a que la amable persona que le diera esos buenos
consejos –que, por supuesto lo eran- se alejara. Cuando lo perdió de vista, se
levantó y caminó hacia la montaña directamente aun a pesar de la terrible
visión que tenía ante él…
Panorámica de la subida a la que nos enfrentamos para llegar
a El Cebreiro… La vista queda casi siempre detenida por poderosas masas de
nubes que nos ocultan las cimas. Aunque el tiempo sea bueno y haya muy poca
nieve –o ninguna- no podremos sustraernos a una cierta emoción al contemplar
tan agrestes paisajes.
RUITELÁN – O CEBREIRO
27.02.07
Una inmensa masa de
nieve lo cubría todo. El relieve había desaparecido, el camino había
desaparecido, los árboles estaban casi sepultados hasta la mitad de sus blancos
troncos… Sólo se veía el jironado cielo y el blanco deslumbrante de una inmensa
masa nívea que más parecía un gigantesco glaciar que otra cosa… Pero nuestro
peregrino estaba acostumbrado a la alta montaña y no se arredró por las
pavorosas condiciones que contemplaba… Y comenzó a subir como ya hemos
anunciado.
El avance fue penoso, muy penoso, pues
debemos tener en cuenta que la mochila de nuestro esforzado peregrino pesaba la
respetable cifra de 20 kilos y eso hacía que se hundiera mucho más de lo normal
en la nieve. De hecho, en varias ocasiones se hundió tanto que tuvo que
levantar su pierna un sinnúmero de veces para poder apisonar la nieve, hacer
una especie de escalón que le permitiera sacar la otra pierna y, así, avanzar
un paso más… Fue tan terrible la subida que tardó cuatro horas y media en hacer
los poco más de dos kilómetros que separan La Faba de La Laguna de Castilla… Y
ello en la incertidumbre de que ése y no otro fuera el rumbo correcto pues esta
segunda aldea no se ve desde la lejanía y ya es sabido que la nieve lo iguala
todo… Además, para mayor esfuerzo, cuando llegó a la altura de la primera casa
de La Laguna de Castilla fue recibido por una manada de perros que, por
fortuna, estaban atados en el blanco porche de la vivienda.
Con
esos perros “insolentes”, no vio más solución que bajar al camino –del cual se
había apartado pues no se apreciaba relieve alguno- por una especie de talud de
tal manera que tuvo que dejarse deslizar nieve abajo por la fuerte pendiente
para poder seguir avanzando ya que una alambrada de espinos se lo impedía por
donde él iba… Mas a eso estaba acostumbrado por sus frecuentes subidas a sus
siempre queridas montañas…
Ya lo hemos dicho en varias ocasiones: algunos años hay
nieve en El Cebreiro por todas partes y es insufrible la subida (habría que
subir en este caso por la carretera –en los mapas que se adjuntan en esta obra
se pueden ver los itinerarios alternativos-); sin embargo, en la mayoría de las
ocasiones (según nuestra experiencia) la nieve estará ausente o hará presencia
en poca cantidad. Aquí podemos comprobar cómo el día 5 de marzo del año 2011 no
había absolutamente nada nevado.
LA FABA – O CEBREIRO
05.03.11
Los perros seguían
ladrando y aunque estaban atados no dejaba de inquietar que estuvieran a pocos
metros de donde él se encontraba. Levantó la vista y vio cómo una anciana
señora miraba la escena desde una ventana medio empañada que había en el
segundo piso de la casona, sin que siquiera hiciese ningún intento de aplacar a
los furiosas bestias que, seguramente, estaban tan sorprendidas como ella de
que alguien llegara en aquellas lamentables y casi insalvables circunstancias…
Nuestro peregrino se
encontraba agotado. La subida, la terrible, penosa y bellísima subida, le había
dejado casi exhausto. Se sentó al lado de una máquina expendedora de chucherías
varias que hay a la vera del sendero y se atiborró de agua, zumos,
chocolatinas, galletitas y no recuerda cuántas cosas más (piensa que comió
hasta que se le acabaron las monedas). Miró hacia arriba, hacia el lugar al
cual tenía que llegar… Todo era blanco, muy blanco y las nubes cubrían la cima
de las laderas. El viento había aumentado un poco su fuerza pero ésta era
perfectamente soportable. Dentro de poco –pensó- caerá la noche y no me dará
tiempo de llegar al Cebreiro… Descansó un rato más, comprobó que todo su equipo
estaba bien, se anudó uno de los guetres o polainas que llevaba y decidió que
debería reemprender la marcha pues pronto llegarían las sombras...
(imagen provisional)
Existen numerosos caminos históricos para llegar a
Compostela. El autor, de forma recurrente, siempre ha hecho el llamado Camino
Francés, partiendo el primer año desde Saint-Jean Pied-de-Port y el resto (tres
inviernos) desde la ciudad de Mont-de-Marsan ( de la ciudad de Mont-de-Marsan
hasta Fisterra (o Finisterre) hay exactamente 1.039 kilómetros.
No obstante, en nuestro cuarto Camino invernal, pretendemos
comenzar –invierno 2012-2013- en la mítica ciudad de Vézelay (en el extremo
superior de la línea roja) con lo cual recorreremos una distancia exacta de
1.850 kilómetros… (A “patita” y sin coger ni un solo vehículo, por supuesto).
Como anécdota diremos que en una de sus llegadas a la
Catedral de Santiago, el sacerdote que oficiaba la Misa del Peregrino (con la Catedral a rebosar de fieles)
presentó al autor –que iba a leer las lecturas no evangélicas- diciendo que
había comenzado su peregrinación en Sarria (el autor casi se desmaya allí mismo
–sin que esto quiera significar ninguna connotación negativa hacia los que
comienzan 100 kilómetros antes, que conste-).
Y dejó atrás la última aldea que
encontraría hasta que llegara al casi inalcanzable Cebreiro. Nuevamente el
calvario; nuevamente la penosa subida; nuevamente la respiración entrecortada…
Su meta ya no podría ser llegar a la aldea celta del Cebreiro; su meta ya no
podría ser llegar al albergue y dormir tranquilamente en una mullida litera…
No, su meta ese día no podría ser otra que descansar en la nieve, a poca
distancia del destino marcado para esa etapa… Bueno –pensó- por lo menos a ver
si soy capaz de alcanzar el mojón de la entrada a Galicia para poder vivaquear
allí… Y lo consiguió casi al filo del ocaso; de tal manera que se acondicionó
el suelo, apisonó la nieve hasta que formó una adecuada plataforma que no se
hundiera con su peso y -ya con la luz menguante- procedió a montar su
tienda-vivac. Fue el tiempo justo y pudo dormir plácidamente en la soledad de
una montaña iluminada por un baño de plata. La noche fue tranquila. De vez en
cuando se despertaba y aprovechaba para abrir la cremallera del vivac, sacar la
cabeza, admirar las nítidas estrellas y la apacible imagen del albo escenario
en el que se encontraba como protagonista absoluto pues tenía le plena certeza
de que no había ningún ser humano en varios kilómetros a la redonda… Miraba la
temperatura en el termómetro digital que pendía en el exterior y volvía a
cerrar la cremallera para intentar descansar otro rato…
…Y en ello estaba cuando quiso
recordar aquella leyenda tan importante que tuvo su génesis en estos mismos
caminos cuando un vecino de estas aldeas subió hasta el Cebreiro para oír misa…
Pero tal vez sea lo mejor –pensó nuestro intrépido peregrino dentro de su
vivac-, tal vez sea lo mejor repasar mentalmente lo que escribiera un cronista
benedictino apellidado Yepes y que se puede leer en la página
“diocesisdelugo.org”…
|
Con el fondo nevado
de la sierra, el Camino discurre entre desnudas vides. Podremos comprobar
cómo los cultivos de la vid se van espaciando, lo cual es un claro síntoma de
que nos estamos acercando a Castilla.
NÁJERA – SANTO
DOMINGO DE LA CALZADA 11.01.09
|
…“Cerca de los años de mil y trescientos había un
vecino vasallo de la casa del Zebrero en un pueblo que dista a media legua llamado
Barja Mayor, el cual tenía tanta devoción con el santo sacrificio de la misa
que por ninguna ocupación ni inclemencia de los tiempos recios faltaba de oir
misa. Es aquella tierra combatida de todos los aires, y suele cargar tanta
nieve que no sólo se toman los caminos, pero se cubren las casas y el mismo
monasterio, la iglesia, y hospital suelen quedar sepultados, y allá dentro
viven con fuegos y luces de candelas, porque la del cielo en muchos días no se
suele ver, y si la caridad (a quien no pueden matar ríos ni cielos) no tuviese
allí entretenidos a los monjes para servir a los pobres, parece imposible
apetecer aquella vivienda. Un día, pues, muy recio y tempestuso lidió y peleó
el buen hombre y forcejeó contra los vientos, nieve y tempestades; rompió por
las nieves y como pudo llegó a la iglesia.
Estaba un clérigo de los capellanes diciendo misa, bien descuidado de que en aquel tiempo trabajoso pudiese nadie subir a oír misas. Había ya consagrado la hostia y el cáliz cuando el hombre llegó, y espantándose cuando le vio, menespreciole entre si mismo, diciendo: "¡Cuál viene este otro con una tan grande tempestad y tan fatigado ver un poco de pan y de vino! El Señor, que en las concavidades de la tierra y en partes escondidas obra sus maravillas, la hizo tan grande en aquella iglesia, a esta sazón, que luego la hostia se convirtió en carne y el vino en sangre, que viendo Su Majestad abrir los ojos de aquel miserable ministro que había dudado y pagar tan gran devoción como mostró aquel buen hombre, viniendo a oír misa con tantas incomodidades".
Estaba un clérigo de los capellanes diciendo misa, bien descuidado de que en aquel tiempo trabajoso pudiese nadie subir a oír misas. Había ya consagrado la hostia y el cáliz cuando el hombre llegó, y espantándose cuando le vio, menespreciole entre si mismo, diciendo: "¡Cuál viene este otro con una tan grande tempestad y tan fatigado ver un poco de pan y de vino! El Señor, que en las concavidades de la tierra y en partes escondidas obra sus maravillas, la hizo tan grande en aquella iglesia, a esta sazón, que luego la hostia se convirtió en carne y el vino en sangre, que viendo Su Majestad abrir los ojos de aquel miserable ministro que había dudado y pagar tan gran devoción como mostró aquel buen hombre, viniendo a oír misa con tantas incomodidades".
Un peregrino o peregrina camina en soledad a través del
bosque que antaño despertara los temores de todo el que se tenía que aventurar
por aquí. Bueno, ya hemos hablado de ello en diferentes lugares de esta obra y
no vamos a insistir mucho más en ello. Sólo decir que si en verano es
emocionante caminar por este frondoso bosque, en invierno esas sensaciones se
multiplican de forma exponencial. Esperemos que no se le ocurra a ninguna mente
preclara poner una calzada de rústicas baldosas para mayor comodidad de los
peregrinos… Porque los peregrinos prefieren –preferimos- seguir manchándonos
las botas de barro… Lo demás queda para los turistas… Aunque lo malo de todo
esto es que en muchas de las correspondientes administraciones –lo decimos por
lo que vemos- se considera al peregrino como un turista más… ¡Qué lástima! ¡Qué
mentalidad!
VILLAFRANCA MONTES DE OCA – AGÉS 10.01.09
Una inesperada ráfaga de viento
lanzó contra el vivac un puñado de nieve helada de tal manera que pareciera que
la estuvieran espolvoreando. Nuestro jacobita no se preocupó ni lo más mínimo y
siguió recordando aquel milagro que tan gran repercusión tuvo en toda la Europa
medieval…
Como siempre suele ocurrir en
estos casos, existen numerosas versiones que presentan el mismo denominador
común pero que introducen aspectos que hacen variar el guión… De esta manera,
vino en recordar otra versión que también puede localizarse en la página
citada. Dice así:
“Aconteció, allá por el año 1300, que un cura de la
parroquia empezó a pensar cómo era posible que la santísima hostia y el vino de
misar pudieran convertirse en carne y sangre de Jesús Dios al tiempo de la
consagración, cumplida simplemente por un hombre mortal y pecador como era él.
La duda mordía con frecuencia el corazón del sacerdote; la duda amargaba las horas solitarias de sus noches de insomnio.
-¡Oh, Dios!-murmuraba el cura afligido-. La fe se
debilita en mí. Mi ser se enflaquece y mi cerebro estalla, pero no veo claro este
misterio. ¿Unas leves cruces trazadas en el aire por mi mano y unas pocas
palabras murmuradas por mi boca, no siempre limpia y pura, cómo pueden hacer
tal milagro?
Cuando dejemos detrás de nosotros el refugio de Orisson
(totalmente cerrado en invierno) nos empezará a entrar una mezcla de congoja,
emoción, inquietud, ilusión, zozobra, ánimo… Según subimos carretera arriba
–con algunos repechos “campo a través” que acortan algunas curvas- el paisaje
va cambiando de manera muy perceptible… Poco a poco la calzada, el asfalto, se
irá estrechando ante el empuje incontenible de la nieve. Son momentos en los
cuales la adrenalina fluye por nuestras venas y nos empuja a seguir y seguir
subiendo.
Será relativamente raro que no encontremos nieve por aquí
–depende de cómo venga el año- pero lo que sí puede asegurar el autor es que
SIEMPRE ha encontrado nieve a partir del lugar en el cual nos tenemos que
apartar de la carretera y meternos a través de los montes… Son momentos
especialmente intensos, emocionantes y enigmáticos pues no sabemos exactamente
qué nos vamos a encontrar delante de nosotros. Caminar absolutamente solos en
un entorno totalmente nevado sin ninguna pisada ante nuestra vista es una
experiencia que hace que nuestro corazón palpite con mayor intensidad.
En estos lugares hay que tener mucho cuidado con la posible
existencia de placas de hielo…
SAINT-JEAN PIED-DE-PORT - COLLADO DE LEPOEDER 22.12.06
Había un vecino de la parroquia que vivía a una media legua de Piedrafita y era tan devoto de la santa misa, que por ninguna cosa, ni aun por tormentas o nevadas más fuertes, dejaba de acercarse allí para oír su misa.
Un domingo estaba el cura celebrando el santo sacrificio. Nadie más estaba en la iglesia, porque la turbulenta cellista de aquél día era tal, que causaba pavor. Tenía ya consagrada la hostia y el cáliz cuando oyó el ruido de alguien que entró apresuradamente en la iglesia.
El sacerdote lo miró con sorpresa y, asombrado, murmuró: "¡Pobre hombre, venir con este tiempo de tan lejos, fatigosamente y exponiéndose a morir en el camino, sólo para postrarse ante un poco e pan y vino!".
Pero entonces sintió un estremecimiento extraño. Miró para la patena y vio, horrorizado, como la blanca rodajita de blanco pan enrojecía, convirtiéndose en sangrante carne que parecía recién cortada de un cuerpo vivo; y el vino del cáliz se espesaba, adquiriendo un tono más bermejo, y olía a sangre.
El mísero cura cayó de rodillas al pie del altar y luego se desplomó sobre las gradas, desvanecido.
El hombre que había llegado en aquel momento corrió hacia el altar y trató de incorporar al sacerdote. Estaba muerto”.
|
En la ciudad de
Carrión de los Condes existe un Cristo ciertamente peculiar pues su cruz, en
lugar de ser la cruz tradicional, está formada por una vid. En efecto, en la
iglesia-museo de Santiago en dicha ciudad, podemos contemplar la mencionada
talla.
CARRIÓN DE LOS
CONDES 19.03.09
|
No deja de ser emocionante saber
que estamos pisando el mismo sendero por el que subió –tan penosamente como nosotros,
o más- aquel vecino que deseaba asistir a misa… Aquí, entre las dos versiones,
podemos caer en la cuenta de que la segunda es mucho más rica en matices que la
primera pues, como también se puede leer en la ya citada página…
“Con relación a este relato
hay que decir que es mucho más vivo y realista que el anterior, muy enriquecido
de detalles que, sin duda se le irían agregando a lo largo de los siglos e
incluso pudo ser modificado conscientemente para adaptarlo a una catequesis a
fin de reforzar la fe del pueblo. Pero lo importante es que sólo ha cambiado la
forma de expresar la idea, manteniéndose ésta inalterable y haciendo el texto
más asequible para que la gente pudiera recordarlo mejor, que es lo que
realmente importa”.
Luego, con el correr
del tiempo, pasaron un día por allí los Reyes Católicos y doña Isabel se
interesó por tan singular milagro por lo que fue personalmente a ver tal
maravilla… En este sentido, también nos dice la página que hemos citado como
fuente de estos datos…
“Tradicionalmente se cree que, en un principio, las
reliquias permanecieron en el cáliz y la patena. Luego, cuando los RR.
Católicos pasan por estas tierras donan unas redomas de plata para guardarlos.
Esto es lo que recoge el P.Yepes: <<Estuvieron mucho tiempo la
hostia vuelta en carne en su patena y la sangre en el mismo cáliz donde había
acontecido el milagro, hasta que, pasando la reina Doña Isabel en la romería a
Santiago, y hospedándose en el monasterio del Zebrero, quiso ver un prodigio
tan raro y maravilloso, y dicen que entonces, cuando lo vio, mandó poner la
carne en una redomita y la sangre en otra, adonde hoy día se muestran>>
El bosque de Montes de Oca siempre es sobrecogedor,
enigmático, inquietante… Y siendo esto cierto en cualquier época del año, es de
suponer lo que pueda sentir el peregrino cuando, con un paisaje nevado, en el
silencio de la soledad y con huellas “sospechosas” por aquí y por allá, deba
adentrarse durante varias horas en este bosque que otrora estuviera lleno de
asaltantes puros y duros, así como gallofos de baja estofa, y todo ello
sabiendo que no es muy probable –francamente muy poco probable- que se
encuentre con nadie más mientras lo atraviesa.
¿Qué o quién era un gallofo? Pues un gallofo o gallofero era (en
definición de la RAE) un “holgazán y vagabundo que anda pidiendo limosna”; es
decir, por extensión, así se denominaban a aquellos que fingían ser peregrinos
para vivir de la caridad ajena. En algunos casos, también se citaba a los
gallofos como aquellos falsos peregrinos que asaltaban a los verdaderos. Bueno,
sea como fuere, en la actualidad ya no hay bandidos, ni gallofos ni los lobos
citados por Domenico Laffi cuando relata su hallazgo de un peregrino devorado
por dichos animales en estos parajes.
VILLAFRANCA MONTES DE OCA – AGÉS 10.01.09
Después se quedó dormido…
¿Cuánto tiempo? No sabría decirlo con exactitud pero cuando volvió a despertar
y abrió la cremallera de su vivac pudo ver cómo las constelaciones habían
cambiado de sitio y, por supuesto, vio una vez más la espléndida Vía Láctea en
toda su grandeza; una Vía Láctea que había servido de guía a todos aquellos
peregrinos medievales; que había servido de guía a muchas personas sin
sospechar siquiera que estaban siendo protagonistas y hacedores de lo que luego
sería el “sueño europeo”…
¿Qué pensarían ustedes
si fueran a un concierto y les exigieran no aplaudir en el mismo? Eso ocurrió
en el estreno de Parsifal, gran poema épico medieval que fuera calificado como
“festival escénico sacro” por el compositor… Parsifal, la obra de Wagner que,
precisamente, trata el tema del Santo Grial y lo sitúa en estas mágicas
montañas gallegas… Según dicen muchos eruditos.
Llegó la mañana y
nuestro peregrino desmontó el vivac, lo guardó todo en su mochila, desayuno
unas pequeñas galletitas que llevaba consigo, se amarró bien las polainas, se
puso su gorro de invierno, las manoplas y sus gafas de glaciar (imprescindibles
en la nieve) y se dispuso a disfrutar de un bellísimo día totalmente raso con
la nieve impoluta, sin una sola pisada por delante de él y todo ello bajo un
profundo azul que animaba a caminar con renovadas fuerzas. El frío era intenso
pero perfectamente soportable.
O
Cebreiro, El Cebrero o como se suele decir en la actualidad haciendo una mezcla
del gallego y el castellano, "El Cebreiro", es una aldea de una
excepcional belleza que parece arrancada de una postal de hace varios siglos...
Cuando el día se presenta neblinoso y los girones rasgan las calles tropezando
con las pallozas, la sensación de estar en el Medievo es total. En este vídeo
que presentamos podrán ustedes tener una aproximación de lo que se siente
estando allí.
Con menos dificultad
que el día anterior por estar la nieve dura en el inicio de la mañana, pudo
llegar en tres horas (un kilómetro y medio escaso… ¡tres horas!) a la aldea del
Cebreiro.
Fue el único
peregrino que no llegó por la carretera.
(imagen provisional)
La Santa Compaña: entre la certeza y la
suposición.
Tres de la tarde. Cielo
luminoso. Paisaje verde salpicado de árboles en medio de los cuales una gran
iglesia alza sus misteriosos muros junto a una gran pradera y con un peculiar
pórtico bajo el nivel del suelo.
Hay quien dice que el
maestro Mateo hizo su primera prueba del Pórtico de la Gloria en esta iglesia.
Aunque
el sol es espléndido, una relativa penumbra abraza el lugar. Un peregrino de
luenga barba está sentado en los escalones de acceso. A su lado descansa una
gran mochila con su vieira colgando en uno de los lados…
No puede ver nada
del exterior pues está por debajo del nivel del suelo… Sólo puede ver, al
girarse, el cielo, un cielo totalmente puro, azul intenso, majestuoso, limpio…
Por delante de él un
magnífico pórtico muy erosionado por el tiempo daba excusa para descansar un
poco antes de llegar a la también misteriosa ciudad de Muxía en donde las
piedras se hacen leyenda y en donde las fuerzas del interior de la tierra
afloran para abrazar al peregrino y susurrarle mil misterios de acaso imposible
interpretación.
En ello estaba
cuando oyó a sus espaldas, en lo alto de la escalinata una voz que le decía
algo que no llegó a comprender. Miró hacia arriba pero la intensa y cegadora
luz le impidió ver nada. Otra vez otro comentario ininteligible para él. Se
levantó y pudo distinguir cómo una silueta bajaba hacia él… Era una señora
mayor o, al menos, eso parecía por las profundas arrugas de su cara. Llevaba un
pañuelo en la cabeza que se anudaba por detrás. Una blusa gruesa y una falda
más gruesa todavía en un intenso negro deslavazado.
En la etapa que
transcurre entre Olveiroa y Muxía, poco antes de llegar a esta última
población, nos encontraremos con la iglesia de San Xiao de Moraime cuyas
características especiales se detallan en la obra. Además, tal vez no por
casualidad, el hecho de estar bajo tierra implica que esta iglesia tenga mucho
que ver con las creencias de sus gentes tan arraigadas como el propio templo.
Aquí, en el atrio de esta iglesia, el autor fue aleccionado sobre cómo debía
actuar en caso de encontrarse con la Santa Compaña.
El Camino desde
Santiago de Compostela a Muxía y Fisterra (Finisterre) es sumamente peculiar.
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--Hace rato que le estoy observando
–dijo la recién llegada.
--Buenos días –acertó a decir el peregrino
todavía sorprendido por lo súbito de la aparición en un momento de profundo
sosiego…
--Lleva usted ya mucho rato ahí –comentó.
--Ciertamente –dijo el jacobita.
La recién llegada se
sentó al lado del peregrino y comenzó a hablar sobre algunas particularidades
de la iglesia muy interesantes pues nuestro caminante se mostró muy sorprendido
ante algunos de los comentarios pues, incluso, llegaban a aproximarse a
indiscreciones de muy difícil justificación… Y así estuvieron un buen rato en
el cual ella cambió de tema y comenzó a hablar de brujerías, de árboles
encantados, de sortilegios y de maleficios que, en más de una ocasión,
propiciaron el más absoluto asombro de nuestro peregrino porque la forma en que
era relatado demostraba sin lugar a ninguna duda que creía firmemente en lo que
narraba y que, por supuesto, era una gran conocedora de los remedios que había
que tomar para combatir todos los males que pudieran sobrevenir…
--¡Caramba! ¡No me diga! –exclamaba de vez en cuando nuestro protagonista...
Hasta que llegaron a
una de las más interesantes creencias del medio rural –y no rural- con respecto
a las ánimas que recorren los bosques eternamente en estas tierras de profundas
connotaciones esotéricas… Comenzó a hablar de “la Santa Compaña” y de lo que
tenía que hacer el jacobita en caso de que se encontrara con ellos en algún
momento; por lo que insistió de manera muy vehemente –y hasta se lo ordenó
repetir para comprobar que lo había entendido- haciendo una especial mención a
las jaculatorias que debía saber para evitar tal peligro…
¿Petroglifo tal vez
prehistórico? En medio de las brumas propias de estas tierras de leyendas y
misterios, el peregrino se encuentra con algunas representaciones líticas que
lo sumergen en lo más profundo del tiempo. Significados esotéricos que
entroncan con lo más enigmático del ser humano.
O CEBREIRO –
TRIACASTELA 22.02.07
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--¿Y usted los ha visto en alguna ocasión? –se atrevió a preguntar el
peregrino…
--Pues la verdad es que no, pero conozco a muchas… -oiga bien usted- a
muchas personas que sí han visto la comitiva de la Santa Compaña… Eso se lo
digo yo…
En verdad que la
conversación fue muy interesante e instructiva pues aquella anciana mujer
atesoraba lo más puro y lo más auténtico de las leyendas de la profunda Galicia
y, sobre todo, de la zona por la que nos estábamos moviendo en aquellos días:
La prolongación al llamado por los antiguos “Finis Terrae”…
La mujer, al rato,
se despidió diciendo que tenía que hacer no sé qué cosas y volvió a
recomendarnos por enésima vez que “por lo más sagrado” recordáramos
perfectamente cómo actuar en caso de encontrarnos en el camino de la Santa
Compaña... "porque, en algún momento, tal vez nos ocurriera".
Al marchar tan
interesante persona, nuestro jacobita estuvo pensando en todo lo que había
oído, anotó algunas cosas que no quería perder en los vericuetos de la memoria,
y siguió contemplando, absorto, el magnífico pórtico románico que tenía ante
él…
Todavía
quedaba mucha tarde por delante y no tenía prisa por llegar al albergue
demasiado temprano pues esa es una de las cosas buenas que tiene el invierno:
la ausencia de prisas, la ausencia de aglomeraciones… Al rato, quiso hacer
memoria y recordar un magnífico relato que había tenido la suerte de encontrar
en el Internet y que para mayor fortuna, su autora autorizaba que se
compartiera siempre y cuando se hiciera mención expresa a ella y a la página en
la que se encontraba.
Por supuesto, nada
más justo…
E intentó recordar
exactamente qué era lo que decía y que tanto le llamó la atención cuando lo
leyó; cuando lo leyó sin sospechar siquiera que años más tarde pisaría la
tierra en la que tantas leyendas se hacen realidad o en donde la realidad se
vuelve leyenda… Decía lo siguiente (bueno, antes indicar que la autora es Tesa
Vigal –creemos que ése es su nombre- y se encuentra en la página “twakan.com”
con lo cual cumplimos con su petición)…
La iglesia de San
Xiao de Moraime pertenece al estilo románico y es una auténtica joya del
siglo XII. Lamentablemente, entre los años 1996 y siguiente, se procedió a
restaurar un poco la iglesia (lo cual no es lamentable, por supuesto) y entre
otros elementos, se desmontaron unas interesantes vidrieras que se llevaron a
restaurar y mientras se colocaron simples cristales de protección. Desde ese
bienio 1996 y 1997 no se volvió a saber sobre las bellas vidrieras (lo cual sí
es lamentable, desde luego). Nadie sabe en dónde están (?).
También hemos tenido
noticia de que, en los años 60, doña Carmen Polo de Franco solicitó para sí
dos pilas del Medievo: una bautismal y la otra destinada al agua bendita… Ya
no se ha vuelto a saber de ellas. Son lamentables las pérdidas que por una u
otra causa gotean en nuestro Patrimonio Nacional.
No obstante lo
anterior, la sola contemplación del pórtico (en la imagen podemos ver un
detalle) nos emocionará pues es una auténtica maravilla que invita a pasar el
tiempo ante él.
OLVEIROA –
MUXÍA 15.03.07
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La Santa
Compaña
Una de las innumerables
leyendas existentes en Galicia. Tierra de hadas (llamadas allí mouras),
trasgos, santos míticos inexistentes, heterodoxos, muertos, espíritus varios,
brujas y peregrinos.
La Santa Compaña es una
pequeña comitiva nocturna de dos filas de espíritus (según algunos almas de
muertos) portando cada uno una luz. En cabeza va el portador de una cruz y un
caldero. Un caldero, recipiente mágico celta, contenedor de la energía femenina
(sentimientos, inconsciente, receptividad, intuición...). En muchas versiones
este portador es un humano vivo, condenado a vagar por las noches con ellos
hasta encontrar en su camino a otro humano, al que entregará la cruz y el caldero.
Hasta entonces irá aumentando cada día su palidez y adelgazamiento, sin
recordar su actividad nocturna.
Este es un motivo muy
frecuente entre las historias de duendes. En algunas leyendas de ciertos
lugares los duendes juegan en dos equipos, pero para poder hacerlo tienen que
tener cada uno entre sus filas a un ser humano vivo. Curioso y sugerente
detalle que pone de relieve la necesaria existencia en toda situación, externa
e interna, de un contrapunto, algo o alguien complementario en su diferencia que
redondee una situación, o un estado.
En ciertas variantes se
cuenta que la Santa Compaña tiene, además, un guía que es un ángel triste, a
quien sustituye otro ángel al amanecer que expulsa a las sombras oscuras. Un
ángel, esto es un espíritu puro y sin embargo ambiguo en su sexo lo que de por
sí denota una naturaleza contradictoria y por ello fascinante. Aquí se le añade
también el adjetivo triste. Un ánimo muy humano que complica más aún la
enigmática esencia de ese ser.
Se barajan varios motivos
por los que se aparece esta comitiva. Para anunciar la muerte de alguien
conocido por el testigo de su paso. O para reclamar el alma de alguien...
Reclamar el alma. Almas perdidas. Meollo y causa de cualquier tipo de
enfermedades según las tradiciones chamánicas. O para reprochar o recordar
algún problema o falta pendiente.
Pequeñas
poblaciones, aldeas, caseríos que se integran en el paisaje formando un todo
que se abraza entre el presente y el pasado. El tiempo se ha detenido bajo la
exuberante vegetación que lo adorna y da sentido. Cualquier aspecto que
veamos y que sea totalmente singular no habrá de sorprendernos pues ya vamos
predispuestos a lo más inverosímil.
TRIACASTELA – SAMOS
24.02.07
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En caso de encontrarse
con ella por esos montes o bosques, se recomienda no mirar a la cara de los
espíritus, tumbarse bocabajo en el suelo, trazar un círculo y meterse dentro,
llevar algún talismán u objeto sagrado... Si no se hace así el testigo se verá
obligado inapelablemente a unirse a la comitiva por las noches.
Según ciertos sueños y
testimonios, antiguos y recientes, podría suceder así:
La noche ya se cernía
sobre los árboles más altos del bosque, por tanto la oscuridad en el sendero
era considerable. Como el olor húmedo de los helechos y del barro bajo las hojas
caídas, rojas y resbaladizas. Se habían callado los pájaros diurnos, pero los
nocturnos aún estaban en silencio. Por tanto era un silencio que se oía como un
amortiguado zumbido, grave y lejano. Muy lejano...
Se llevó un par de moras
a la boca. Las últimas porque en el instante de masticarlas dejó de ser visible
la zarza. Sólo por algunos instantes. Era una noche clara, con la luna
creciente extraordinariamente nítida y perfilada. Pero aún estaba baja en el
cielo y todavía no iluminaba el sendero ('corredoiras' se llaman en gallego los
senderos que atrviesan el bosque), aunque sí que había en el bosque una
claridad lechosa y un aire denso de despertar confuso.
Y, de repente, un
silencio completo y un intenso olor a cera le envolvió la nariz, con una ráfaga
del viento del oeste. Y una claridad inusual y blanquecina empezó a moverse
entre los árboles a su izquierda. Moviéndose hacia el sendero. Hacia él...
Le pilló de improviso el
temor que le provocó el silencio, recorriendo zigzagueante por el interior de
su cuerpo. Entonces la vio. Sólo unos segundos. El tiempo que tardó en
reaccionar y tumbarse en el suelo, con la boca rozando el barro y la hierba del
sendero, que le resultaron fríos y a contrapelo.
Allí, viendo el reflejo
de la luz de las velas barriendo el suelo ante él, volvió a ver mentalmente al
panadero del pueblo llevando una cruz y un recipiente de metal y detrás un par
de filas de seres con túnicas blancas unas, negras otras, moviéndose lentamente
dentro de un capullo luminoso de luz blanca irregular y brillante.
Eucaliptos,
robles... Inmensos bosques de gigantescos árboles nos rodean y nos cubren. La
exfoliada corteza de los gigantes de origen australiano se desprende en
volutas de caprichosas formas. Lamentablemente, estos árboles son muy
combustibles por lo que en caso de incendio puede provocar situaciones
totalmente incontrolables. Desde que en el año 1860 se introdujo en el país,
en una finca de Tuy por su valor ornamental, se ha ido extendiendo
principalmente por Galicia y por Huelva. Junto con el chopo, es la especie
más productiva en nuestro país.
MELIDE – ARZÚA
11.03.11
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Sintió un roce suave en
el pelo de la coronilla y creyó volverse loco de la impresión, porque su
respiración pareció detenerse unos imposibles minutos. Luego, como si nunca
hubiera dejado de respirar, sus sensaciones se volcaron en la difusa impresión
de la mano de un ángel triste. Esas dos palabras juntas le resultaron
tremendamente perturbadoras. ¿No estaban siempre contentos los ángeles
cumpliendo las órdenes divinas?. Él mismo se respondió que no. Si eran sabios
la realización de las manifestaciones divinas serían aceptadas de forma tan
inevitable como la lluvia. Si eran un puente entre dioses y humanos, algunas
materializaciones les producirían tristeza. Y en este caso lo triste estaba
dentro de ese vagar perpetuo, porque vagar no es buscar, sino moverse sin
dirección ni sentido.
El roce fue fugaz, pero
con una carga cristalina, y por ello enigmática, de algo implacable. Y,
curiosamente, dejó de sentir miedo. Incluso estuvo tentado de levantarse del
suelo antes de que desapareciera el brillo de la comitiva entre los árboles, al
otro lado del sendero. Cuando estaba a punto de levantar la cabeza, el recuerdo
de la encrucijada vital en la que se encontraba le golpeó con la presencia de
una revelación insoslayable.
Curiosamente, allí
tumbado, aspirando el penetrante olor a tierra mojada y hojas pudriéndose, le
pareció todo muy sencillo, como si sólo tuviera que entregarse a la acción sin
pensar en sus consecuencias. Aunque eso sonara insensato. Claro que aquella
comitiva, de la que había oído hablar lejanamente, tampoco era sensata. O
quizás sí. Puede que contuviera en su interior, como un regalo sin abrir, una
extraña lógica propia a la que no podía accederse sólo desde lo irracional.
Sino usando lo racional sobre premisas irracionales. Sobre lo desconocido...
Perdió la noción del
tiempo. Tan pronto le parecía que sólo llevaba un par de minutos tumbado
bocabajo, sobre la tierra blanda, como la sensación de llevar horas y estar
cada vez más aterido por el fresco punzante de la noche de otoño.
Todo, incluso sus manos
extendidas ante él, estaban cubiertas por una luz crepuscular que no se
correspondía con la noche de luna creciente. Empezó a sudar, pero no se atrevía
a moverse, ni siquiera a oscilar levemente un dedo de la mano. Y una gruesa
gota le resbaló desde la frente por toda la mejilla hasta caer sobre la tierra
oscura.
Los
controvertidos eucaliptos forman auténticos desfiladeros y hacen que nos
sintamos ínfimos en su presencia cual si de una selva tropical se tratara.
Deméter, la diosa griega de la fertilidad, anuncia su cíclico regreso y
obliga al invierno, ya exhausto, a retirarse. El equinoccio de primavera casi
ha llegado. Las florecillas –ya es marzo- son más frecuentes aunque,
paradójicamente, nos dirijamos a la “Costa de la Muerte”.
QUINTÁNS
– MUXÍA 16.03.06
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Luego empezó un desfile
de imágenes muy intensas y aparentemente desligadas. La palidez y el progresivo
adelgazamiento del panadero. Ojos abismales de espíritus sin nombre que jamás
habían sido humanos. Zonas entre mundos donde se vagaba entre sombras. Flechas
luminosas indicando una dirección, flechas entregadas y febriles. Seres vivos y
extraños pululando por el bosque entero. Música hipnótica y melancólica
oscilando entre sus dos oídos y su corazón. Una playa desierta en la que el
silencio trazaba ondas en el aire, rozando la espuma de las olas, que se
quedaban quietas un instante antes de desvanecerse. Peso de palabras de algún
ancestral poema, materializando mundos paralelos a partir de la esencia del
nuestro. Maullidos de gato como bebés recién nacidos. Aullidos nostálgicos de
lobos fieles al Gran Espíritu. Batir de alas de pájaros gigantes. Hombres
disminuidos encerrados en cápsulas donde dormían durante siglos. Estelas
invisibles de cuentos inmemoriales, como una capa húmeda sobre la parte más
antigua y profunda de las almas perdidas.
La música, la música, esa
música hipnótica que no cesaba nunca, que sensibilizaba los nervios como si
fueran a romperse de un momento a otro... Así le encontraron, inconsciente,
tumbado sobre el sendero, con la ropa empapada de rocío y los labios muy
pálidos. Cuando abrió los ojos ya nunca fue el mismo. Veía lo que nadie veía.
Oía lo que los demás tardarían 7 días en oír. Unos le llamaron el idiota, otros
el loco, otros el profeta, otros el poeta. Pero todos lo hacían en voz baja y
temerosa, como si rozaran con desagrado, al referirse a él, el propio tacto
frío y blando de una vieja piel de serpiente, desprendida desde hacía mucho
tiempo, con el universo desplegado en sus dibujos misteriosos. Sobre todo
cuando en la piel no existían...
Vídeo en el cual se ofrece una de las muchas versiones que existen
sobre la Santa Compaña.
Precioso relato (pensó) en el que se
manifiesta toda la intensa carga emocional que encierra esta leyenda… Pero lo
que más llamo la atención de nuestro peregrino fue el hecho de que lo
recomendado en el relato coincidía plenamente con lo dicho por la extraña mujer
que lo había abordado momentos antes… Eso demostraba –supuso- lo muy enraizado
que está en estas personas esta leyenda o, como solemos decir en este trabajo,
o historia que vayan ustedes a saber…